David Auris Villegas
Publicar empodera al docente
La educación de calidad exige que los maestros investiguen
Recuerdo con cariño e inocencia que durante mi formación pedagógica admiraba a algunos de mis maestros, cuyos libros se exhibían en las librerías y sus artículos científicos aparecían en las revistas académicas; ingenuamente creía que publicaban por vanidad. Dominado por mi timidez y el miedo a la crítica postergué escribir y publicar hasta que finalmente me atreví a hacerlo. Y hoy comprendo que publicar no es un acto de vanidad, sino un deber académico y cultural.
En el siglo pasado publicar era una tarea difícil por las limitaciones económicas y los escasos medios de difusión. Sin embargo, en este siglo XXI, con la expansión de Internet, difundir ideas es más fácil y democrático. Aun así, muchos docentes siguen temiendo escribir o no encuentran tiempo para hacerlo. No obstante, gracias a la tecnología digital, los maestros pueden y deben ser autores de su propio pensamiento.
Pues no basta con reproducir lo que otros escriben, ya que eso puede encasillar al docente únicamente como un consumidor de conocimientos. El verdadero compromiso del educador moderno es crear conocimiento a partir de su propia experiencia, transformando la práctica cotidiana en una fuente de reflexión, innovación y aporte académico. Solo así podrá, con autoridad y coherencia, exigir a sus estudiantes que también produzcan conocimiento.
Como afirma Juan Cadillo, exministro de Educación del Perú, “el docente es un investigador social y su comunidad debe ser su mayor aliado”. Investigar permite comprender las necesidades reales de los estudiantes e innovar las estrategias pedagógicas para promover aprendizajes significativos. Además, cuando el maestro publica sus resultados enriquece su práctica profesional y contribuye a una cooperación educativa global, además de posicionar su liderazgo pedagógico.
En consonancia con el famoso pedagogo Paulo Freire, el docente necesita ser productor de conocimientos y no solo un repetidor. Al escribir y publicar, fortalece su disciplina y se convierte en un referente intelectual que inspira a la sociedad. Y los resultados de su investigación se pueden traducir en artículos académicos o científicos que obligarán a pensar con profundidad en el camino hacia una educación de calidad.
Publicar empodera al docente e inspira a los estudiantes a ser creadores e innovadores en un mundo de superconsumo. La educación de calidad exige que los maestros investiguen, escriban y compartan sus hallazgos, poniéndolos al servicio de la comunidad educativa.
















COMENTARIOS