Manuel Gago
Perturbados con García y Fujimori
Prensa alimenta obsesión nacional

Bien señala la revista Caretas sobre Alan García: “una obsesión peruana”. La publicación utiliza las palabras correctas. Es decir, el país está dominado permanentemente por todo lo que representa García aún estando muerto. La obsesión, según la Real Academia Española (RAE) es “una perturbación anímica producida por una idea fija”. ¿Acaso el país ha perdido la razón a causa de García? ¿Acaso ciertos medios de comunicación contribuyen al deterioro mental de la mayor parte de la población?
Claro que sí. En este tiempo de mayorías, turbas, popularidad, encuestas, tendencias en las “redes sociales” y de lo “políticamente correcto”, la prensa consorciada pretende imponer en el país un único relato. Para este fin se sirve la obsesión de los perturbados —desquiciados o chiflados— que ha tomado cuerpo por la manera como se difunden las noticias que más conviene a estos medios. A los trastornados —afectados psicológicamente— no les interesa la verdad de los hechos, tampoco la justicia y menos la moraleja de lo acontecido, porque no entienden el significado de los hechos. Este porcentaje de pobladores es un excelente caldo de cultivo para los manipuladores. Un semillero de obsesionados por siempre.
Las declaraciones últimas de Jorge Barata han sido tamizadas por esta gran prensa consorciada como si fuera trigo y paja: qué sirve y qué no sirve para los grandes titulares y portadas, protegiendo ciertos intereses políticos y económicos. Barata confirmó que la empresa constructora Graña y Montero (GyM) estaba al tanto de todo lo que hacía la brasileña Odebrecht. Sin embargo, la información fue obviada por la prensa vinculada con la constructora.
Claro que GyM debía conocer de las andanzas de Odebrecht ya que compartían las ganancias por las obras sobrevaloradas contratadas con el Estado. Esta declaración de Barata sirvió para que el alcalde de Lima, Jorge Muñoz, con buenos reflejos (según algunos), decidiera cancelar el contrato con GyM para la construcción de la continuación de la vía Expresa en Lima. No obstante, el apuro oportuno o inoportuno de Muñoz no tendría validez para los defensores de GyM, por no existir denuncia formal contra la constructora en el Ministerio Público, abriendo la posibilidad a la constructora de acudir a un arbitraje.
Barata no solo declaró respecto a la constructora GyM, sino también sobre Susana Villarán, Nadine Heredia y Luis Alva, entre otros investigados. Quien sale muy mal parada, después de todas estas declaraciones, es la ex alcaldesa de Lima, Susana Villarán, vinculada a la ONG IDL, la que publica audios y videos filtrados por el MP. Esta ONG, vinculada a un sector de la izquierda nacional, emite pronunciamientos para atarantar a los magistrados del MP y del Poder Judicial independientes, aquellos que no se han alineado y sometido. Por esta razón la gran campaña en contra del ex fiscal de la Nación, Pedro Chávarry: firme defendiendo una independencia en la que pocos creen, por las portadas y titulares persistes en su contra. En todo este tiempo, Villarán ha estado pasando desapercibida por las mayorías obsesionadas con García y Fujimori.
¿Por qué los fiscales no acusan formalmente a los investigados? ¿Por falta de pruebas en los casos de Fujimori y del extinto ex presidente Alan García? ¿O por qué todavía no hay una estrategia para limpiar a Villarán, los Humala y otros más del entorno de IDL?
La gran prensa tradicional, en su intento de sintonizar con el país, introduce titulares tendenciosos. Al igual que los fiscales, como si existiera una sola línea de mando entre ellos, actúa con severidad en contra de Keiko Fujimori y Alan García. En todo caso, por supuesto que Fujimori es ya una presa política, debido a las recientes declaraciones de Barata. ¿Todavía, entonces, cree usted inocentemente que la lucha anticorrupción es ciega y no tuerta, como evidentemente es?
COMENTARIOS