Manuel Gago

Paro agrario del siglo pasado

Los astutos buscan beneficios propios

Paro agrario del siglo pasado
Manuel Gago
12 de mayo del 2019

 

Las demandas de los gremios de los agricultores en paro preventivo son diversas y propias del siglo pasado. Los dirigentes, en lugar de buscar la manera de asociar a los pequeños propietarios para mejorar la productividad y la comercialización de sus productos, piden que el Estado sea el intermediario entre el productor y el consumidor, controlando precios, como si las políticas económicas de la dictadura nefasta de Velasco todavía tuvieran vigencia en el país.

Los agricultores no demandan al Estado información, asesoría técnica, formalización de las propiedades, formación de empresas ni ideas sobre asociatividad para participar del círculo agroexportador. Los dirigentes no quieren que los productos de los pequeños agricultores sean parte de las 600 variedades de productos peruanos que hoy están en los mercados internacionales. ¡Cuántos de estos cultivos sacarían de la pobreza a los campesinos para convertirlos en clase media rural! Por el contrario, los dirigentes de los productores agrarios piden que se eliminen los acuerdos comerciales suscritos por Perú con las economías más importantes del planeta. Acuerdos comerciales que han contribuido enormemente a la transformación de las industrias y del mercado local ¡para beneficio del consumidor, que es usted, que ya conoce de calidad por la competencia en el mercado libre!

Los dirigentes no demandan que el Estado los apoye para que la producción agraria sea concordante con los parámetros fitosanitarias de los mercados mundiales. Piden cerrar las importaciones, lo que significaría la presencia de productos de mala calidad a precios altos. Esto ya lo hemos vivido desde la década de los sesenta hasta cuando se implantaron las reformas económicas que han impulsado una nueva y extendida clase media en el país. Si se cierran las importaciones, ganarían mafiosamente los productores nacionales (que son unos cuantos) y perderían los consumidores (que somos los 30 millones de peruanos).

Los dirigentes demandan aranceles altos y prohibición de importaciones agrarias, alegando que estos “son subsidiados en el extranjero”. Lo cierto es que en los mercados libres no se subsidian los precios de los productos. En las economías del primer mundo, los Estados participan en la economía abaratando la producción de sus industrias mediante la construcción de infraestructura productiva. En este caso, represas y tecnología de regadío, carreteras, ferrocarriles, puertos marítimos y aéreos y otros. Además, los agricultores obtienen información actualizada del comportamiento del mercado local e internacional para evitar la sobreproducción que altera el balance entre la oferta y la demanda. La falta de información ha ocasionado el exceso de producción de papa y arroz, haciendo caer los precios en el mercado local. Los agricultores nacionales cultivan a ciegas, por moda.

Desde el quinquenio perdido de Ollanta Humala hasta el populismo de Martín Vizcarra, las autoridades del sector Agricultura (Minagri) no realizan el levantamiento de información como corresponde, en todo momento. No le ofrecen asistencia técnica a los casi 2.5 millones de pequeños y medianos parceleros. Por eso, y por razones relacionadas con la gestión y la ética, la ministra de sector, Fabiola Muñoz, ha decidido lo que el ex ministro de agricultura, Gustavo Mostajo, anunció también casi un año atrás: la reestructuración total del sector agricultura. ¡Cada ministro realizando reorganizaciones del Minagri, incompletas y a su antojo!

Con la atomización del minifundio, los agricultores son poseedores de tierras sin títulos de propiedad, semillas, abonos, agua, herramientas, asistencia técnica, mercado y sin ideas sobre asociación y expansión que les permitan competir localmente y en el exterior. La representación de los casi dos millones de pequeños agricultores abandonados a su suerte pide al Estado una transferencia de S/ 1,500 millones a Agrobanco para que los más astutos se apropien de ese dinero, y no los productores más pobres.

Los “expertos” sostienen que la situación agraria es compleja. Para nosotros no hay nada más complejo que el complejo humano que reduce las iniciativas audaces y atrevidas. En lugar de reducir el desconocimiento de los pobladores y a la izquierda antidesarrollo, que vive a expensas de la pobreza.

 

Manuel Gago
12 de mayo del 2019

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