Manuel Gago

Papi, choche, mami, causita, cholito, tío, hermanito,…

Palabras que lo hacen “sospechoso” de integrar una mafia

Papi, choche, mami, causita, cholito, tío, hermanito,…
Manuel Gago
23 de junio del 2019

 

La canallada está en proceso pleno. Si usted, además de ser educado y amable, otorga simpatías a su interlocutor corre el peligro de que su conversación sea interceptada y distorsionada para ser acusado de conformar una banda criminal. A esta estrategia de enjuiciamiento popular al adversario se han sumado los medios de comunicación vizcarristas, sin entender las consecuencias graves.

Los diplomáticos, como el embajador César Bustamante Llosa —y salvo alguna excepción que siempre hay— son gente amable y de buenas maneras, muy polites y, por el cargo, serviciales. Bustamante está siendo investigado por ser presuntamente “amigo” del ex magistrado César Hinostroza, acusado de ser el cabecilla de la organización denominada los Cuellos Blancos. Para los fiscales Lava Jato, por ser “amigo” de Hinostroza, Bustamante sería parte de la supuesta organización delictiva. Con la mala malinterpretación de una conversación —como miles de conversaciones diarias— los medios de comunicación consorciados atizan el linchamiento público.

¿Qué es lo que busca el marxismo y la izquierda peruana unida a IDL? Por un lado, reforzar la tesis de la Fiscalía: la criminalidad del destituido magistrado Hinostroza alcanzó a la Cancillería. Pero sobre todo, le advierte a los potenciales candidatos para las próximas elecciones generales del 2021, contrarios al vizcarrismo y su corte, que sus conversaciones se están grabando ilícitamente para después distorsionarlas e investigarlas. Con eso, se iniciarían procesos judiciales con el fin de sentenciarlos y desprestigiarlos políticamente. ¿Cree usted que los mejores del país se dedicarán a la vida pública sabiendo que el vizcarrismo los vilipendiará por ser oposición? Cuídese, sus dichos serán calificados como delitos por los Carhuancho, Pérez y Vela, que se multiplican por moda.

—César Bustamante: Hola, tocayo. ¿Qué tal?

—César Hinostroza: ¿Cómo estás, mi hermano?

Oyendo y leyendo la transcripción del audio, ¿dónde está el delito y dónde la certeza indubitable de una vinculación amical, personal, íntima, estrecha, cercana entre los dos personajes? Durante la conversación, los dos eran funcionarios públicos de alto nivel, uno atendiendo al otro como corresponde. No obstante, para la prensa tradicional y consorciada, el diplomático —por haber “ayudado” (entre comillas) al destituido juez a obtener su pasaporte diplomático y visa para su familia sería parte de los cuellos blancos— debe ser investigado para magnificar los hechos relacionados con Hinostroza.

Como si fueran dioses, los medios de comunicación que sobreviven por la publicidad estatal, están aniquilando la confianza y la transparencia que debe existir en las relaciones personales. Hoy no es posible mantener una conversación privada sin que esta sea transformada en pública por los operadores judiciales, que responden a una estrategia política de avasallamiento y neutralización de los opositores.

Debemos entender que somos gente hasta extremadamente cariñosa. “Poquito”, “chiquito”, “aquisito”, “cerquita”, “ahorita” y “rapidito” son una muestra de las múltiples expresiones cotidianas. Este “cariño” sobrepasa a la huachafería, la adulonería y la hipocresía. La mayoría es así, lo han interiorizado en su ser desde la leche materna. Para presumir (otra característica muy peruana), muchos creen guardar alguna relación con un notable del día: el regidor, el alcalde, el congresista, el ministro y hasta el presidente. Y el privilegio, que no es tan cierto en el mayor de los casos, no se mantiene en silencio, se propaga para alimentar las ínfulas.

Somos un país de “chocheritas”, “causitas” y “peloteros”, de “las previas” para todo, de jóvenes de mente abierta y alejados de inhibiciones. ¿Cómo la gran prensa consorciada y tradicional pretende, entonces, distorsionar una realidad de la sociedad peruana? ¿Acaso sus periodistas nunca oyeron “papi” o “mami” en los mercados, en el transporte público y en las provincias? ¿“Hermano” y “compadre” acaso no son frecuentes en las conversaciones para distender a las personas? ¿”Cholito” y “hermano de mi corazón” no expresan el intento de generar confianza?

Ya pues. Aterricen. Los medios serán también culpables de la mediocridad política que se avecina, organizada por los “notables” de Vizcarra.

 

Manuel Gago
23 de junio del 2019

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