Édgar Villanueva
Ni coexistencia ni cohabitación
¿Naufraga la tregua política? (Parte 1)
Cuando todo parecía mejorar, después de la confianza otorgada al nuevo Gabinete Aráoz por parte del Congreso, cuando parecía que empezaban a tenderse puentes para alcanzar “una coexistencia democrática “, según la voluntad y expresión de la premier, el diablo metió la cola y hoy nos encontramos en una vorágine que, de no encontrar soluciones rápidas, puede traer tempestades impredecibles para el curso democrático del país. Es evidente que la buscada coexistencia o cohabitación, entre el Gobierno y la oposición fujimorista, se ha tornado en enfrentamiento y ha distanciado más a ambas partes.
Todo indica que la negativa del presidente PPK a testimoniar personalmente ante la Comisión Lava Jato fue interpretada como un abierto desaire por Fuerza Popular. Tal parece que esperaban una reconsideración presidencial, pero consiguieron una reconfirmación del mandatario de “colaborar por escrito” y no cara a cara. A esto se sumó el tema del indulto a Alberto Fujimori, que siempre está navegando en el aire y nunca en agenda del Gobierno. Habría que preguntarse si estos dos hechos han sido realmente la causa de la bronca, o más bien son solo temas de acicate que permitieron hacer escalar la diferencias hasta el nivel que hoy vemos.
Escudriñar más al fondo puede darnos una mayor proyección política. Veamos:
a) Keiko Fujimori ha sido declarada por el fujimorismo como su candidata natural presidencial para el 2021.
b) Los fujimoristas están obligados a trabajar en esa perspectiva y limpiar la cancha para alcanzar esa meta, por todos los medios posibles y contra quienes se opongan, incluido Kenji.
c) El Ministerio Público ha decidido continuar con las investigaciones contra la lideresa de FP y su cónyuge Mark Vito por 36 meses más, usando la figura penal del “crimen organizado” (Ley N° 30077), lo que sus adláteres consideran una afrenta, un ataque del Ministerio Público que tendría como objetivo obstaculizar la candidatura de KF e impedir, a la postre, el triunfo naranja. Por ello han planteado una acusación constitucional contra el fiscal de la Nación, Pablo Sánchez. En versión del fujimorismo, Sánchez “es jefe de una organización criminal” y estaría conchabado con el “club” de las empresas corruptas nacionales (GyM, JJ Camet, ICCGSA, etc.) consorciadas con Odebrecht, OAS, Andrade Gutierrez etc. A estas empresas “no las investiga, pese a las declaraciones de Barata del mes de febrero, que les imputa que conocían plenamente de las coimas”.
d) Por su parte, una mayoría del Tribunal Constitucional ha puesto su cuota para alimentar la embestida política naranja, al transformar un voto del exmagistrado Vergara Gotelli, emitido el 2013, de negro a blanco en relación al caso de El Frontón. Esto les ha merecido una denuncia constitucional por parte los marinos, quienes se sienten afectados por dicha sentencia. La denuncia es ante el Congreso controlado por Fuerza Popular, que han mostrado su voluntad de apoyar dicha denuncia.
e) En la misma línea, se ha admitido a trámite, por parte de la Comisión Permanente, y corrido traslado a la subcomisión de Acusaciones Constitucionales, otra denuncia contra el actual ministro del Interior, Carlos Basombrío, por pasar al retiro a 39 generales el 2016. Lo que significa que Basombrío estará en la picota y tiene que dedicarse a su defensa a lo largo del proceso, que establece tres etapas.
Así, pues, tenemos un abanico de hechos que parecen perfectamente conectados y que son impulsados o recogidos, según el caso, por Fuerza Popular; y especialmente espoleados por su sector más radicalmente antipepekausa, con “sangre en el ojo”. Una actitud que ha generado no solo suspicacias, sino también especulaciones respecto a un afán “golpista”, un “espíritu noventero” o la muestra del “verdadero rostro dictatorial del fujimorismo”.
Entonces los antifujimoristas con su propia visión han iniciado su contraofensiva y tratan de ahondar el naufragio de la “tregua política” para minar la aspiración presidencial de Keiko Fujimori al 2021. Es obvio que los extremos se unen para jalar agua a sus respectivos molinos, mientras el Gobierno trata de no atizar el fuego y habla la premier, en la línea de que “no quiero hacer elucubraciones sobre lo que está pensando (en torno a la vacancia presidencial) Fuerza Popular”.
Lo evidente es que Fuerza Popular se ha comprado todo este jaleo sin medir bien las consecuencias. Y que el Gabinete no se sabe manejar articuladamente, pese a los esfuerzos de la premier Aráoz, ya que hay silencios estruendosos —para usar un oxímoron— por parte de quienes se supone deben poner la cara desde la cúpula del Gobierno para actuar activamente y en conjunto, a fin de afrontar la delicada coyuntura política. En todo caso, a estas alturas ni el Gobierno ni el fujimorismo ganan absolutamente nada, ambos van perdiendo el partido. (Continuará).
Nota aparte: En Nueva Zelanda: ¡Arriba Perú!
Edgar Villanueva
















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