Manuel Gago
Machetes antidemocráticos
Gobierno se pone la camiseta totalitaria

No es normal que personas armadas con machetes –herramientas de trabajo que no les pertenecen– pretendan provocar miedo en la población. Y tampoco que declaraciones contrarias a los intereses de un partido sean denunciadas con el propósito de coaccionar a sus adversarios. Sin embargo, debemos acostumbrarnos a estos escenarios si Pedro Castillo, de Perú Libre, es proclamado presidente de la República.
Jorge Salas, presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), se hace al sueco con las numerosas pruebas, testimonios y evidencias que demuestran las irregularidades en la primera y segunda vuelta electoral. Las autoridades del JNE y la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) no escuchan los reclamos de los peruanos. De los veedores internacionales (OEA y Transparencia) ya sabemos: para ellos no hay una pizca de duda sobre la mecánica de las elecciones. Niegan en todos los idiomas la adulteración de actas, coacción contra los pobladores en el momento de votar y cualquier alteración de los resultados electorales.
Algunos trabajadores independientes de la ONPE, que no se identifican por razones obvias, han comenzado a señalar que “hay mucha gente asustada por todo lo que se ha descubierto”. El país está notificado. ¿Qué ocultan las autoridades electorales? ¿Por qué no muestra el padrón de electores y se somete el software de votación a una auditoría?
Quienes impulsan la candidatura de Castillo han movilizado hasta Lima a supuestos ronderos, según ellos, para defender la elección del profesor chotano. La población es amenazada impunemente con la exhibición grosera de machetes. Para José Elice, ministro del Interior, responsable de mantener el orden ciudadano, “el machete es símbolo de los ronderos”. Para el ministro de Sagasti, en las actuales circunstancias –de inestabilidad social y política–, el uso de machetes es una manifestación cultural, en lugar de una amenaza de agresión.
Asimismo, por el ejercicio libre de opinión, los congresistas Jorge Montoya y José Cueto (de Renovación Popular, elegidos recientemente) han sido denunciados por el abogado huancaíno Edison Tito Peralta. A la luz de todos los acontecimientos que empañan la elección presidencial y congresal, Montoya y Cueto, como muchos peruanos, piden nuevas elecciones con la intervención de veedores internacionales. La denuncia del abogado no es independiente; ha señalado sentirse honrado de estar del lado de los ronderos. Con este panorama, el peligro de insubordinación es creciente. El presidente Sagasti, en lugar de mostrarse imparcial, inclina su discurso contra el derecho de expresarse libremente de los oficiales retirados de las Fuerzas Armadas.
Si el comunismo no es detenido hoy, mañana será demasiado tarde. Instalados en el poder, los machetes de los ronderos rurales y urbanos se lucirán en los pueblos y ciudades. Las riquezas nacionales servirán para controlar y someter a la población. Si los comunistas han sido capaces de organizar esta dudosa estrategia electoral, son capaces de todo.
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