Cecilia Bákula

Luces y sombras del nuevo Gabinete

Todo cambio es una nueva oportunidad

Luces y sombras del nuevo Gabinete
Cecilia Bákula
17 de marzo del 2019

 

Un nuevo Gabinete ministerial ha dado paso a un instante de esperanza, por la ilusión que toda nueva etapa genera. No quiero decir que esto sea una quimera efímera, más bien quisiera pensar que podemos acercarnos a una etapa de transición a una forma de mejor manejo político y gubernamental, que se aleje de la dependencia permanente de las encuestas, que ofrezca a los ciudadanos un rostro de eficiencia y real honestidad, y que libere la manumisión a la que vemos sometida a casi toda la prensa nacional.

No obstante, percibo que más que llegar a logros objetivos —que creo que el propio Gobierno no tiene— lo que se ha querido es refrescar la imagen y la caída en picada de la aprobación presidencial —que tanto le importa—, en lugar de la inagotable lista de ofrecimientos, como los mil nuevos colegios que anunció el saliente ministro de Educación, cuando un alto porcentaje de los que existen están en condiciones deplorables. O la implementación de 80 hospitales este año, como ha ofrecido el Presidente, cuando los servicios de salud del Estado sufren escasez y desabastecimiento a nivel nacional.

Y todo ello sin mencionar la ineficiencia e ineptitud para manejar los temas de la reconstrucción, a los que este año se han sumado graves problemas en el sur y situaciones del todo desatendidas en el norte. Se requiere, además, una radical transparencia y coherencia en el manejo de los temas mineros, de transportes y del crecimiento imparable de la informalidad. Y qué decir, del avance de la corrupción y la sensación que se tiene de que los temas judiciales solo encubren miedos y temores particulares, por lo que se trata de involucrar a cualquiera, con tal de que no se perciba la propia pequeñez moral o ética.

Y como si fuera poco, la escalada de la falta de valores ciudadanos, de principios éticos, de respeto a lo propio, a la autoridad legítima y la consideración al otro. Asuntos que si antes se enseñaban en casa y se reforzaban en la escuela, ahora se carece de ambos espacios. Y me quedo corta al mencionar realidades de crisis desatendidas, como el elevado aumento de los índices de anemia, el crecimiento de los índices de pobreza y la clamorosa exigencia nacional para que se actúe frente a la inseguridad y el crimen, que parecen no tener fin.

Pero, un cambio, insisto, puede verse como una oportunidad. Y deseo referirme al sector Cultura, ministerio para el que ha sido designada una profesional de amplia experiencia y capacidad de trabajo. Ulla Holmquist conoce la cancha y no es una improvisada en la materia. Deseo para ella la lucidez y el temple que requiere la nueva responsabilidad asumida, y hago votos para que el sistema, tan abigarrado, los procedimientos y trámites, a manera de nudo difícil de desatar, no sean una cortapisa para que su gestión sea recordada como un momento de ilusión y realizaciones en el manejo de nuestro patrimonio cultural.

No me cabe la menor duda de que uno de los retos es activar con eficiencia la Comisión del Bicentenario, articulando propuestas viables entre todos los miembros de esa numerosísima comisión; aportando una imagen de solvencia y capacidad en su conducción y proponiendo acciones, quizá modestas, pero posibles, reales y significativas. De la Comisión del Bicentenario solo escuchamos denuncias de gastos, dispendio, actividades no concretadas y débil proyección para llevar a cabo el encargo recibido. Si mi apreciación fuera errónea, adolece, además, esa Comisión, de habilidad para comunicar. Esa deberá ser una prioridad en la nueva administración porque además de celebrar la Independencia, hay que generar una conciencia clara de qué es el Perú hoy, a 200 años de su inicio republicano.

Y, respecto a la tan mencionada "paridad" en el Gabinete, debo señalar una vez más que paridad no es sinónimo de igualdad de oportunidades. Lo que la mujer exige y merece no es ser considerada como un número que equilibre el fiel de la balanza. Por eso, en este caso, Ulla Holmquist brilla con luz propia, y es bueno que esté allí por sus méritos y capacidad, y no solo por su condición de mujer.

 

Cecilia Bákula
17 de marzo del 2019

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