Piero Gayozzo
Lo que la eugenesia no es
Ni supremacismo blanco ni determinismo genético

La eugenesia es un proyecto social que se ha practicado desde los albores de la humanidad. Consiste en diferentes prácticas reproductivas que tienen el propósito de lograr buenos nacimientos. Como proyecto oficial nace en el siglo XIX de la mano de sir Francis Galton. En el siglo XX fue aplicada bajo inspiración pseudocientífica, como la creencia en razas superiores, y por medios autoritarios y moralmente cuestionables, como esterilizaciones forzadas, asesinatos y otras atrocidades. En el siglo XXI una nueva eugenesia guiada por la ciencia, posible gracias a avances biotecnológicos, como ingeniería genética, y masificable por medios liberales ha sido propuesta por bioeticistas como Jonathan Anomaly, Walter Veit y Diana Fleischman, entre otros. El sentido de buen nacimiento en la nueva eugenesia está íntimamente vinculado a la salud e inteligencia de los futuros bebés y se aleja de las oscuras prácticas del pasado.
La última columna en defensa de la eugenesia publicada a propósito del comercial de American Eagle en el que aparece la actriz Sydney Sweeney generó cierta controversia entre algunas personas. Entre los detractores surgieron diversas acusaciones, algunas nacidas del desconocimiento y otras motivadas por fanatismo ideológico. A continuación, responderemos a tres de las objeciones más comunes dirigidas contra quienes defienden la eugenesia y de las cuales también han sido víctima los eticistas que hoy en día defienden esta gran oportunidad que se abre a las personas futuras.
- Supremacismo blanco. La acusación más usual contra los defensores de la nueva eugenesia es la de supremacismo blanco. Reducen el proyecto que busca el nacimiento de personas saludables a uno de corte neonazi. Sin querer parten de la misma lógica nazi según la cual un buen nacimiento solo se limita a la posesión de características fenotípicas germánicas. La persona que no cree que un buen nacimiento implica el nacimiento de un bebé europeo étnico ¿por qué entonces asume que los defensores de la eugenesia creen eso? ¿Por qué es incapaz de pensar que un buen nacimiento está relacionado a la salud o a la inteligencia? Parten desde la propaganda nazi para acusar a otros de ello. Al menos tres son las causas para este desacierto:
- Propaganda. La gran cantidad de películas sobre el holocausto ha creado en el imaginario colectivo una vinculación casi inmediata de la eutanasia y de la eugenesia al supremacismo blanco. No debería sorprender, pues la forma en que actuó el Tercer Reich marcó un antes y un después en la vida moderna; sin embargo, la atención que sus ideas han recibido ha servido para la exageración, el sinsentido y el temor injustificados. Estamos en pleno siglo XXI, la pseudociencia del “racismo científico” está completamente desacreditada. Sorprende más bien por qué la pseudociencia del marxismo no ha recibido el mismo tratamiento.
- Emotividad mal conducida. La crítica más acérrima suele hacerse desde las ciencias sociales. Muchos entendidos en teorías decoloniales que son también activistas por la justicia social suelen limitar su análisis de la eugenesia al pasado y a los abusos cometidos contra minorías. Un exceso de empatía para con los grupos humanos que estudian o por los que luchan evita que analicen con mayor detenimiento las oportunidades de mejora de la humanidad. En lugar de abrir las puertas a las mejoras de salud y de inteligencia, los activistas y académicos prefieren reducir la eugenesia a criterios raciales (asumen la hipótesis nazi). Su énfasis en los grupos humanos marginales no les permite ver más allá de sus emotividades y crean narrativas de supuesta destrucción y deliberado exterminio de sus objetos de estudio.
- Ideologización. Otra razón es la ideologización, sobre todo del sector izquierdista. Resulta irónico que la izquierda, que se jacta de ser la gran defensora de la salud universal y de la mejora de la calidad de vida de las personas, cierre sus puertas a la nueva eugenesia. Un proyecto que, en su versión actual, busca mejorar la salud de todos mediante la edición genética, sin distinciones de raza o clase. Pero no, prefieren aferrarse a su cruzada contra el fascismo, etiquetando cualquier mención de eugenesia como supremacismo blanco o neonazismo. En su afán de proteger sensibilidades, la izquierda termina rechazando una herramienta que podría encarnar sus propios ideales de bienestar colectivo. Así de contradictoria y emocional es la izquierda contemporánea.
- Desconocimiento. Es probable que los críticos no conozcan la naturaleza de la eugenesia más allá de las prácticas autoritarias del siglo XX en países europeos. Los menos informados creen que la eugenesia solo la practicaron los nazis. Quienes cuentan con un conocimiento superficial suelen asociar la eugenesia con países de mayoría europea, como Suiza o Estados Unidos, y con su aplicación en perjuicio de minorías étnicas. Sin embargo, la mayoría desconoce que, durante el siglo XX, también existieron proyectos de selección matrimonial, prácticas discriminatorias, técnicas reproductivas, segregación y preservación de una supuesta “pureza racial o ciudadana”, lo que podría denominarse una “eugenesia vernácula”, impulsados por el Japón imperial, la India de principios del siglo XX, la Etiopía de mediados de siglo y Egipto, entre otros países. Las atrocidades y excesos no son patrimonio exclusivo de los europeos, sino de la humanidad en su conjunto; basta recordar el genocidio ruandés, motivado por creencias supremacistas de la etnia hutu.
- Promoción o defensa del genocidio. Como consecuencia de la vinculación “eugenesia=supremacismo blanco”, se suele asumir que defender la eugenesia es necesariamente idéntico a defender las masacres que se hicieron en nombre de diversas ideologías. La eugenesia no implica masacrar ni exterminar personas. La nueva eugenesia busca evitar que las personas que nacerán vengan al mundo con problemas de salud, deformaciones o predisposiciones a sufrir alguna enfermedad como consecuencia de problemas genéticos. Gracias a las técnicas de ingeniería genética, ni siquiera será necesario recurrir al aborto, ya que las enfermedades podrían prevenirse antes del nacimiento. Superar los traumas del pasado implica dejar de asumirse como víctima y abandonar el rechazo al futuro. Tomemos las precauciones necesarias, pero sin impedir que las generaciones venideras disfruten de mejores oportunidades que las que tuvimos nosotros.
- Determinismo genético. Otra crítica frecuente sostiene que la eugenesia basada en selección genética parte del supuesto erróneo de que los genes determinan de forma absoluta el destino de una persona. Esto es falso. La expresión genética está condicionada por el entorno. Así, alguien con una predisposición genética a una mayor plasticidad cognitiva podría no desarrollarla si crece en un ambiente que no la estimule. Del mismo modo, un genio nacido en el desierto quizá nunca alcance su potencial si carece de la educación o los nutrientes necesarios. La nueva eugenesia, aquel proyecto que recurre a la modificación genética, no pretende fijar un futuro inmutable, sino reducir la probabilidad de errores y aumentar las posibilidades de obtener combinaciones poligénicas y epigenéticas más favorables para el individuo. Se trata de un complemento a las medidas que ya desarrollamos para tener buenas vidas (educación, estabilidad mental, cultura prosocial etc.).
Lo que la eugenesia sí es
La nueva eugenesia es la oportunidad de mejorar la salud e inteligencia de la especie humana mediante las más avanzadas estrategias reproductivas y biotecnológicas. Constituye un complemento a las acciones que la sociedad ya realiza para optimizar las condiciones de vida; solo que, en lugar de actuar únicamente sobre factores contextuales, ahora es posible intervenir también en la base misma del desarrollo humano: los genes.
Acusara a un eugenista de supremacismo blanco, determinismo genético o defensa del genocidio sin que el eugenista lo haya explicitado es un sesgo de inferencia apresurada. Si bien algunos eugenistas del pasado pudieron sostener tales ideas, atribuirlas automáticamente a los defensores de la nueva eugenesia revela desinformación e ignorancia. Es producto de no haber leído el trabajo de los académicos que la defienden.
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