Manuel Gago
¿La suerte del país está echada?
Las avanzadas comunistas no son aisladas

¿Cómo revertir la difícil situación peruana? Es la pregunta que se hacen los peruanos de buena voluntad. No hay manera, sino por intermedio del cumplimiento de las leyes y la Constitución para no apartarnos del Estado de derecho. Por sus declaraciones, los ex ministros de economía Claudia Cooper, Waldo Mendoza, Alonso Segura y Miguel Castilla han sido claros durante la reunión con Pedro Castillo: la producción nacional cae. Por su lado, Julio Velarde, presidente del Banco Central de Reserva, confirmó lo previsible: cero nuevas inversiones privadas en 2022, señalando la desconfianza que genera el gobierno. “Por el pueblo”, del que tanto se jacta Castillo, deberá asumir su responsabilidad sobre el desarrollo de la economía. Solo así se hará realidad lo de “no más pobres en un país rico”.
Castillo ya debe saber que el gasto improductivo –despilfarro– hará inviable al país. Si el pragmatismo vence a Castillo se apartará del populismo extremo que caracteriza al comunismo. Olvidará la nueva Constitución y despedirá a los ministros vinculados al marxismo recalcitrante. Asimismo romperá con la primera ministra Mirtha Vásquez, condescendiente con el círculo antiminero del que es parte. Por ella peligra la continuidad de la minería, sector que sostiene la economía nacional.
El beneficio de la duda tiene límites. No obstante, con cinco meses de gestión, Castillo no muestra habilidades mínimas para el cargo. Dominado por la ideología, no da señales de gestión airosa. Sus declaraciones y mandatos espantan a las inversiones, y los resultados conocidos ya los estamos viendo: incremento de la pobreza, del desempleo y de la informalidad.
Sin embargo, con o sin aceptación popular, el Gobierno del profesor tiene apoyo. No es un Gobierno huérfano y sin soporte local e internacional. Castillo ya es parte del socialismo internacional. Lo presiona un libreto diseñado por la inteligencia cubana, y ya corregido y aumentado. Las declaraciones de Manuel López Obrador, presidente mexicano, son una muestra. El pedido de auxilio de Castillo habría sido atendido.
Y aprovechando su alianza con el Gobierno, Evo Morales se pasea a sus anchas en el sur promoviendo el divisionismo en el Perú. Para Mirtha Vásquez, el boliviano puede realizar las actividades políticas que se le antojen. ¿Qué más pruebas sobre la nocividad de la primera ministra? ¿Entreguismo? Los comunistas son expertos inventando relatos sobre intromisión y soberanía. Ya lo reclamaba Karl Marx en el siglo antepasado: “proletarios del mundo, uníos”. Por eso las avanzadas comunistas no son aisladas. Las une el asalto del poder por la vía del fusil o el voto adulterado. No es raro ver entonces a izquierdistas y marxistas de todos los pelajes coqueteando con el oficialismo.
Para entretener a las masas despistadas están los desaforados gritos en el Parlamento de un Guillermo Bermejo, apartados de los cánones democráticos y de respeto a la institución. Sin embargo, se mantiene en silencio, al igual que sus colegas de bancada, respecto a la denuncia del procurador general del Estado, Daniel Soria, contra el presidente de la República por el presunto tráfico de influencias y patrocinio ilegal. Una investigación preliminar en el Ministerio Público que puede dar pie a un nuevo proceso de vacancia. Asimismo, las bancadas de izquierda permanecen calladas frente al comportamiento mafioso de Bruno Pacheco (ex secretario general de Palacio), la sede alterna del Gobierno en el distrito de Breña (en donde se habrían cometido ilícitos, ya que no hay registro de visitantes) y las contrataciones estatales, que a todas luces favorecen al entorno de Castillo. ¡Tolerancia con la evidente corrupción!
Así estamos. Mientras tanto, sin ton ni son, Rafael López Aliaga ataca a Keiko Fujimori. ¿Pretende acaso ganar simpatías frente a la elección municipal que se avecina? ¿Qué gana dividiendo a la oposición? ¿La alcaldía de Lima? ¡Y al cuerno el resto del país! La oposición dividida favorece al comunismo. Si esto no lo entienden el ex candidato presidencial y otros “derechistas”, la suerte del país está echada.
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