Alejandro Arestegui
La falsa motosierra francesa
Por qué es falaz comparar los recortes de gasto de Argentina con los de Francia

Desde la existencia del estado moderno uno de los mayores flagelos que éste ha creado es el déficit público. Digo que este es un flagelo puesto que el dinero que despilfarra son los ingresos que le arrebata al contribuyente forzosamente. En nuestro país, el último mensaje presidencial indicó que, una vez más, los presupuestos públicos incurrirán en déficit fiscal. Sin embargo, hay otros países que llevan décadas en déficit fiscal y cuyas finanzas están a punto de explotar. El caso más evidente es el de Francia, en esta columna examinaremos cuál es el serio problema de finanzas que atraviesa Francia y de por qué sus recortes presupuestarios no son más que un espejismo, una falsa “motosierra”.
Francia desde hace décadas es la antítesis de la austeridad y el ahorro fiscal, con una deuda pública del 114% del PIB, algunos elevan esa cifra hasta el 125%. El primer ministro François Bayrou ha dejado claro que la situación es grave. Están al borde de una crisis fiscal similar a la de Grecia en 2012. Quizá la razón más importante por la cual hablar de recorte de gasto no es nada sencillo en Francia es por el “malestar social” que éste provoca. Cualquier referencia al recorte de presupuestos y una austeridad fiscal se traduce en protestas y huelgas por parte de sindicatos, partidos políticos y otros grupos de interés. En otras palabras: reducir el gasto público en Francia es una medida totalmente impopular, ya que no cuenta con el beneplácito de las fuerzas políticas francesas, ya sean de izquierda o de derecha.
Como muchas veces bajar los gastos no es una opción, muchas veces los franceses han tratado de paliar el déficit fiscal con subidas de impuestos. Los políticos opositores, los sindicatos y medio país defienden el statu quo (como en Argentina); y Francia no es la excepción. Desde los tiempos de Charles De Gaulle que Francia gasta más de lo que ingresa. A pesar de ser la segunda economía más importante de Europa, sus presupuestos deficitarios son una alarma completa en la eurozona. Debido a estos constantes atropellos contra las finanzas públicas francesas, el estado francés ve cada vez más difícil poder emitir deuda (otra de las clásicas formas de financiamiento de los estados) ya que sus bonos nacionales son casi considerados como “basura”. Como su prima de riesgo sube año tras año, para el gobierno le resulta más caro endeudarse. Combinado los impuestos hacia las empresas y una preocupante falta de innovación empresarial, cada vez hay menos inversión y por tanto hay menos nuevas empresas a las cuales extraerles impuestos. Los que alguna vez criticaron los bonos de financiamiento basura de países mediterráneos ahora están atravesando por una situación igual o peor.
Muchos pusieron sus esperanzas en el gobierno de Emmanuel Macron para poder revertir esta situación. Este candidato centrista venía con un mensaje aparentemente liberal, que incluso contó con beneplácito de figuras como Mario Vargas Llosa. Durante sus primeros años parecía que el joven presidente estaba encaminando bien las finanzas. El grave error de Macron fue decretar una baja masiva de impuestos justo un año antes de la pandemia del covid. Lo peor es que estas bajadas de impuestos no vinieron acompañadas de una reducción del gasto público. Muchos impuestos los cuales los libertarios consideramos nocivos fueron reducidos. Sin embargo, al no bajar el gasto público, la bajada de algunos impuestos como la eliminación del primer tramo del impuesto sobre la renta causó una pérdida masiva de ingresos para el estado francés. Eliminando este último impuesto el estado francés perdió 2.5% del PBI de recaudación de ingresos. Durante el año pasado el gasto público prácticamente se disparó (no solamente por los juegos olímpicos celebrados en París) sino también por el incremento de otras partidas como el gasto en defensa.
La esquina de deuda en la que ha caído Francia es bastante grave, para fines de este año Francia tendría que pagar 62,000 millones de euros tan sólo en intereses de la deuda. Esta cifra podría ascender a los 100,000 millones terminando la década.
Y aquí va el tema de la falsa motosierra, el llamado plan rescate del ministro François Bayrou. El primer ministro de Macron ha presentado un plan de presupuestos para el próximo año con recorte en gastos, pero también con nuevas formas de conseguir ingresos ¿cómo lo logrará básicamente? El plan económico busca un ahorro de 44,000 millones de euros (irónicamente son 18,000 millones menos que los intereses de la deuda). Este ahorro no solamente se basa en reducir el gasto, sino también en incrementar numerosos impuestos. Incluso se ha hablado de algunas reformas que buscan ingresos extras como el eliminar algunos días festivos. Otra medida que puede causar malestar social es la propuesta de no indexar el próximo año las pensiones respecto de la inflación. Asimismo, se plantea un despido máximo de 6000 trabajadores (que aunque parece mucho estos no representan ni el 1% de los asalariados por el estado en todo el país).
El estado francés es uno de los más grandes del mundo. El gasto del estado corresponde al 57% del PIB. Y alguien tiene que pagarlo. Fue aberrante tamaño es costeado a base del sufrimiento de millones de ciudadanos franceses. Lamentablemente, su nociva mentalidad que lleva desde la Revolución francesa no les hace ver que los innumerables subsidios y ayudas sociales que reciben por parte del gobierno los pagan ellos mismos con sus impuestos. Un país que tiene una carga tributaria tan alta a la altura de países como Austria y Dinamarca no puede extraer más impuestos. Sin dudas el gobierno de Macron va a tener muchas dificultades para sacar su presupuesto adelante debido a su impopularidad. Lo peor de todo es que este plan anunciado no va a ayudar a Francia a salir de su espiral de deuda. El país realmente necesitaría un verdadero shock y una verdadera motosierra que reduzca la presencia del estado francés del 57% a mínimo el 27% del PIB. Esto no es imposible, el gobierno de Javier Milei en Argentina ha demostrado que esto es posible hacerlo y en un corto periodo de tiempo. Lamentablemente la idiosincrasia política y social francesa juega mucho en contra de cualquiera que quiera tocar las partidas presupuestarias.
Cuando hablo de idiosincrasia política francesa no me refiero a ningún partido en particular. La izquierda francesa se alió con el partido de Marine Le Pen “para tumbar” el gobierno, sorprendiendo a todos. Y así cayó el anterior primer ministro Barnier, junto con los presupuestos. Se recurrió a una ley especial para prorrogar el presupuesto anterior. En verdad es un dilema muy serio, ya no es un dilema político, sino moral. Francia necesita de un recorte, pero los políticos e incluso parte de la sociedad no lo permitirán. A menos de que llegue alguien con la voluntad política suficiente para traerles libertad.
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