Manuel Gago
Inmunidad de rebaño y fracaso sanitario
La vida no tiene valor en Perú

Nada –literalmente– de lo que hace el Gobierno de Martín Vizcarra sirve para contener el desarrollo del Covid-19. Por el contrario, Perú “lidera” en la región el número de personas fallecidas y el desplome de la economía. Más de seis millones de peruanos perdieron sus puestos de trabajo, y según Bloomberg –publicación económica mundial– por la caída trimestral de la economía peruana de 30.2%, la recesión se instala en el país.
El Ejecutivo fracasa en todos los frentes: unos morirán de Covid-19 y muchísimos de hambre por complicaciones de salud física derivadas de la desnutrición.
“Desde el principio supimos cómo era el final” señala el informe ¿Y si la “inmunidad de rebaño” estuviera más cerca de lo que los científicos pensaban? publicado por The New York Times. Según los científicos, entre un 70% y 20% de personas contagiadas son necesarias para alcanzar la ansiada inmunización de la población, “sea por vacunación o porque sobrevivieron a la infección”. Un reto grande para los modelos estadísticos. No obstante, según la publicación, “en Nueva York, Londres y Bombay no es inconcebible que exista ya una inmunidad sustancial al coronavirus”. Para Tom Britton, matemático de la Universidad de Estocolmo (Suecia) “la inmunidad se distribuye de manera más eficaz que con una campaña de vacunación que pretende proteger al mundo”. El dato más relevante es el 80% de personas con anticuerpos contra el coronavirus, obtenido semanas atrás en clínicas de Brooklyn (New York), afectada terriblemente por coronavirus. Asimismo, en Bombay (India) los investigadores tomaron pruebas de sangre a la población y el resultado era previsible: entre 51% y 58% de las personas de los barrios populares desarrollaron anticuerpos, contra 11% y 17% de las personas de los barrios más acomodados. El 22 de marzo pasado, a una semana de la pandemia en Perú, escribimos “tarde o temprano la humanidad será inmune al coronavirus, como es inmune a otros virus que pululan en el medio ambiente. El resultado será como los niños pobres jugando en los basurales, inmunizados por su contacto permanente con gérmenes que producen infecciones y enfermedades”.
Por el bien del país, la comunidad científica peruana debería explorar lo sucedido en Piura, Lambayeque y Loreto, regiones duramente golpeadas por el coronavirus. ¿Acaso sucede lo mismo que en Brooklyn y Bombay? ¿Las evidencias no estarían mostrando un creciente desarrollo de anticuerpos en la población? Preguntas sin respuesta; solo gasto, represión y miedo.
Y también era previsible el funcionamiento de discotecas y otros lugares de esparcimiento, como el del distrito de los Olivos en Lima, donde murieron al menos 13 personas. La intervención policial errada –sin prevención ni disuasión– ocasionó la tragedia. Allí están los resultados. ¿Por qué las víctimas huyeron despavoridas con la presencia de los uniformados? La doble moral se manifiesta nuevamente. En Estados Unidos, la intervención violenta de un policía que ocasionó la muerte de un ciudadano “horrorizó” al mundo. Aquí, la mayor parte de los cibernautas un poco más y aplauden el resultado del operativo policial. Para ellos, 13 muertos en los Olivos –barrio popular– no significan nada. Es triste confirmar la ausencia de civilidad y valores ciudadanos y humanos. La estrategia del miedo funciona como en los tiempos del nazismo. Ni a los alemanes buenos les importó el asesinato masivo de judíos. ¿Acaso la desobediencia de los fiesteros es suficiente para disculpar sus muertes?
Hace 20 años, cuando salíamos del terrorismo, las posibilidades del país eran múltiples. Tanta muerte y destrucción provocada por una ideología equivocada servirían para reflexionar y para apartar a la población de la matonería, venganza, represalias y otras formas de violencia disimulada. Nos equivocamos. Los más pobres son víctimas diarias de todo tipo de hostigamiento, incautación de mercadería, fiscalizaciones, intervenciones abusivas y normas sacadas de la manga. El país está dominado por el susto y la indolencia.
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