Manuel Gago

Frepap, el gran ganador

Frenó el avance de Sendero Luminoso

Frepap, el gran ganador
Manuel Gago
26 de enero del 2020


Según el conteo rápido al 100% de la encuestadora Ipsos, de las elecciones extraordinarias al Congreso de la República, Acción Popular (AP) ha obtenido 10.1% de los votos válidos a nivel nacional. El Frente Popular Agrícola del Perú (Frepap), 8.9%; Podemos Perú (PP), 8.2%; Alianza para el Progreso (APP), 8.0%, Partido Morado (M), 7.5%; Fuerza Popular (FP), 7.0%, Unión por el Perú (V), 6.9%, el Frente Amplio (FA), 6.1%, Somos Perú (SP), 5.6%; y Juntos por el Perú, 5.1%.  

El Frepap es la gran sorpresa en los sectores apartados de los predios populares. Los “pescaditos”, la agrupación vinculada al fundamentalismo religioso –una interpretación andina del Antiguo Testamento– vuelven a las ligas mayores de la política peruana. El Frepap es, sin lugar a dudas, la mejor apuesta contra la ideología de género y otras ideologías que pretenden deformar la mentalidad y las costumbres del país.

El “cambio” que se avecinaba vino por el lado de los excluidos; en lugar de las izquierdas, el marxismo y el chavismo. Los votos del Frepap son de los sectores populares vinculados a las actividades de la tierra y la ganadería. El minifundio organizado ha conseguido la segunda representación en el Parlamento. Con ellos –si se lo proponen–, los 2.2 millones de pequeños productores serán parte del círculo virtuoso de la producción agroexportadora. La verdadera reforma agraria llegaría con el Frepap. 

Con la presencia en el Parlamento de los seguidores del extinto Ezequiel Ataucusi, líder de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal, los problemas reales del país serán ventilados en el principal foro político del país. Si hay quienes saben de pobrezas y dificultades son los seguidores del Frepap. Los pioneros del Frepap en la selva amazónica, sierra y fronteras del país, junto con otros líderes evangélicos, contuvieron el avance de Sendero Luminoso durante el terrorismo de los años noventa. Es decir, los relatos de la progresía nacional son solo un discurso frente a la experiencia de los representantes del Frepap. 

Además, con la reciente elección el país recobra –en parte– el equilibrio de poderes. Con la nueva conformación parlamentaria –nos guste o no– el país recupera la confianza de los mercados y de las inversiones locales y extranjeras. La intención del comunismo peruano de cambiar el capítulo económico de la Constitución de 1993, cae por el voto popular.   

Por la nueva composición parlamentaria, los partidos harán política. Es decir, la junta de portavoces del Congreso dialogará en busca de consensos y decidirá la prioridad de la ocupación legislativa (legislar, representar y fiscalizar) y su relación con el Ejecutivo. Interpretando los resultados de las elecciones, el presidente Martín Vizcarra no puede continuar con el despropósito de amenazar a la nueva representación con nuevas cuestiones de confianza si no es sumisa a sus pedidos. El país no está para nuevas olas de popularidad ficticia promovidas por el Ejecutivo. Polarizar al país no contribuye a la unidad y bienestar de los peruanos. 

Este Parlamento –con distintas fuerzas con casi el mismo peso político– aprenderá la dinámica del diálogo en lugar de las disputas y exclusiones. No obstante, la población le ha dicho NO a las ideologías totalitarias y su pretensión de establecer un gobierno socialista en el Perú. El país ha votado por los defensores de la familia, la democracia y las libertades individuales, económicas y políticas.

Los resultados satisfacen a los electores democráticos. Sin embargo, votar no es suficiente. Distintos candidatos –jóvenes y provincianos (sin ningún ánimo despectivo)– proponían reducir el sueldo de los congresistas eliminar la inmunidad parlamentaria y la seguridad de los congresistas, como si estos fueran los problemas principales del país. Para el Frepap, ahora la segunda mayoría del Congreso, las frivolidades de los sectores acomodados se contraponen a la promoción de electrificación, agua potable, educación, salud y vías de acceso en el Perú profundo.  

No obstante los resultados que alegran a todos por igual –excepto a la izquierda – el país seguirá por el camino de la división por un tiempo más. La militancia acciopopulista es antiaprista y antifujimorista. Se concentrará en desprestigiar a sus probables contrincantes del 2021. Si los próximos debates parlamentarios giran en torno a la política menuda, en lugar de los proyectos de desarrollo, el acciopopulismo y el país perderán. 

Si la meta de AP es alcanzar la presidencia de la República en el Bicentenario, deberá ofrecer resultados consensuando con las demás bancadas, incluyendo a FP. El prestigio del próximo Parlamento estará en las manos de la primera mayoría congresal. Si fracasa, perderá la elección de 2021.

Manuel Gago
26 de enero del 2020

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