Entre fábulas y refranes

Ya estamos en el carril de las elecciones. En la línea de salida hay algunos frentes sin mayor peso político y partidos con serias limitaciones de credibilidad. Los electores esperan ver candidatos con propuestas que realmente los convoquen. Mientras tanto, las encuestadoras difunden sondeos prematuros y engañosos.

Entramos en un período crucial. Las decisiones para elegir representantes en el Ejecutivo y Legislativo exigen dos cosas: primero, identificar a las organizaciones y candidatos comprometidos con cerrar el ciclo de inmoralidad, corrupción, inseguridad e inestabilidad que persiste en el Estado y en la sociedad. Segundo, rechazar la astucia malintencionada, el engaño y la búsqueda de beneficios personales.

Con el propósito de acercar política y ética, y como ejercicio de reflexión, vale recordar las fábulas —con animales como protagonistas— y los refranes —que transmiten consejos—. Ambos fueron creados para educar mediante moralejas, promover valores y hacer pensar sobre conductas que siguen repitiéndose en la vida real.

Mientras se definen los candidatos en elecciones internas (diciembre), se ha visto que para las organizaciones más débiles fue muy difícil formar frentes. A pesar de intentos y llamados a la unidad, prevalecieron desencuentros, desconfianzas y la sobrevaloración de capacidades individuales. Así quedaron sin opciones sólidas. Quizá habrían necesitado recordar el refrán "la unión hace la fuerza": cuando las personas trabajan juntas por un objetivo común, logran más que actuando por separado.

También se ajusta la fábula de El león, el oso y los zorros: un león y un oso encontraron al mismo tiempo un cervatillo recién cazado. Cada uno quiso quedárselo, convencido de su propia fuerza. Pelearon con tal ferocidad que, al cabo de un rato, ambos estaban exhaustos y heridos. Mientras jadeaban sin poder moverse, una manada de zorros, que había observado la pelea, tomó la presa y se la llevó sin esfuerzo. El león y el oso solo pudieron ver cómo se marchaban con su comida. Moraleja: la avaricia y la falta de cooperación pueden hacer que todos pierdan, mientras que la unidad, incluso entre los más débiles, puede lograr grandes cosas.

Algunos intentos de alianza, anunciados con demasiada anticipación, se diluyeron con el tiempo. Esto recuerda el refrán no por mucho madrugar amanece más temprano: la prisa no garantiza resultados más rápidos.

En cuanto a los grupos que decidieron competir solos —especialmente los que carecen de ideología sólida, seriedad programática o equipos de gobierno confiables—, intentarán ganar la partida practicando una “política a la criolla”. Buscarán alianzas engañosas para atraer candidatos escasos, ofreciendo tentadoras propuestas. Así imitan a quienes se creen astutos, como en la fábula de El cuervo y el zorro: un cuervo encontró un trozo de queso y lo llevó a un árbol. Un zorro lo vio y quiso robárselo. Comenzó a halagar al cuervo, diciéndole lo hermoso que era y lo bien que cantaba. Orgulloso, el cuervo abrió el pico para cantar y dejó caer el queso. El zorro lo tomó y se marchó riendo.  Moraleja: quien te adula sin motivo suele tener un interés oculto y aprovecharse de tu debilidad o tu ego.

Ojalá los grupos más serios aprovechen el tiempo restante para ganar las mentes y corazones de la población con propuestas que renueven la esperanza. Que presenten ideas que sean garantía de buen gobierno y candidatos que transmitan firmeza, probidad y compromiso con la democracia.

Como dice el refrán: más vale un “te quiero” con hechos que cien “te amo” de labios. Las promesas y declaraciones de lealtad tienen poco valor si no van acompañadas de esfuerzo, dedicación y sacrificio.

Sigamos aprendiendo entre fábulas y refranes.