Manuel Gago

En marcha la destrucción del Perú

El marxismo avanza entre la desmemoriada población

En marcha la destrucción del Perú
Manuel Gago
20 de diciembre del 2020


El avance del socialismo en Perú es notable. Hace 20 años bastó la conformación de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) –integrada por personas vinculadas a la izquierda y el marxismo– para entender sus conclusiones. La tarea era documentar informaciones sobre lo ocurrido durante los años del terrorismo y ofrecerle al país mecanismos de reconciliación. El siguiente paso fue avivar las diferencias y persecuciones contra policías, militares y autoridades que participaron en la lucha contra el terrorismo.

Con verdades relativizadas, se crearon monumentos para “recordarle” al país que los violadores de los derechos humanos –según el marxismo–, eran las fuerzas del orden responsables de la seguridad nacional. En el plan, las organizaciones de derechos humanos internacionalizan los “conflictos” para distorsionar la imagen peruana. Se impuso el estribillo “ni olvido ni perdón”. Veinte años después, los seguidores de la “cuarta espada del marxismo” (Abimael Guzmán) reaparecen –según ellos– como víctimas de un Estado caduco dominado por neoliberales y fascistas y, con la complacencia de las masas desmemoriadas, actúan en las calles impunemente. 

La denominada cultura viva y urbana, promovida fervorosamente por Susana Villarán desde la Municipalidad de Lima, agregó costales de arena al propósito marxista de penetrar en la mente de las personas por intermedio del arte. El Ministerio de Cultura patrocina producciones artísticas de todo orden vinculadas –directa e indirectamente– a “la verdad” de quienes intentaron someter al país cumpliendo el manual de conspiración comunista: asesinando a sus opositores y destruyendo torres de alto voltaje con el fin de paralizar la economía del país. 

Ad portas de la deslucida celebración del Bicentenario, el marxismo acentúa su participación en la sociedad. De facto, el socialismo domina las instituciones estatales y genera opinión pública. La penetración ideológica llegó a extremos inimaginables 20 años atrás. Los fascistas y la derecha bruta –como el comunismo señala a sus opositores–, están ocupados frívolamente en el mercado, sin reaccionar y sin sospechar las consecuencias de su ceguera. La “generación de cristal” hace suyas las banderas de indignación levantadas por el marxismo. 

El surgimiento de la nueva clase media rural, promovida por las agroexportaciones y minería, es obviado. El avance cuantificado en divisas, renta, canon y participación en las comunidades no empata con el sentimiento adverso al sector privado promovido en los colegios, universidades, medios de comunicación y hogares privilegiados. Mientras el marxismo construye exitosamente relatos conmovedores, haciéndose parte de la existencia humana, el capitalismo y sus cifras exitosas en la vida real entusiasma solamente a un puñado de ciudadanos. Las contradicciones sociales funcionan. El modelo económico con sus resultados (reducción de la pobreza y bienestar) no empata en una sociedad contradictoriamente esnobista, consumista e inconforme, inclinada por los protocolos y el crecimiento del Estado para que controle sus vidas.     

Para el presidente Francisco Sagasti (brillante para unos) y los congresistas, la generación de riqueza no importa. Y tampoco la contabilidad de costos, sustancial en cualquier iniciativa productiva. Ejecutivo y Legislativo desactivaron la Ley de Promoción Agraria por ser exitosa, porque en 20 años redujo la pobreza (de 60% a 20% en 20 años) y por las 600 variedades de frutas y verduras en los mercados del mundo. El éxito, enemigo del peruano medio.

Hace más de 40 años, Mijaíl Gorbachov planteó la reestructuración (perestroika) urgente de la economía centralizada y planificada de la Unión Soviética. El gasto desmedido, sin observar la estructura de costo de cualquier empresa rentable, hacía inviable el modelo socialista. Crisis social y mala calidad de los bienes y servicios afectando a la población fueron los resultados conocidos. Para Gorbachov, el socialismo no dio vida al parasitismo y holgazanería. La igualdad del ideario marxista fracasó, y se instaló la desilusión en el corazón del comunismo mundial. No obstante, sin observar las lecciones propias y ajenas, en Perú se pretende volver al pasado. El país está siendo conducido hacia un modelo de Estado inservible.

Manuel Gago
20 de diciembre del 2020

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