Giovanni Bonfiglio

Emilio Guimoye: un caso de éxito que deja lecciones para el futuro

El emprendedor que llegó a ser senador y ministro de Hacienda

Emilio Guimoye: un caso de éxito que deja lecciones para el futuro
Giovanni Bonfiglio
21 de octubre del 2025

 

Emilio Guimoye nació en 1892 en el Callao, en el seno de una familia modesta. Su padre era chino, oriundo de Macao, había llegado al Perú en la década de 1870 como inmigrante libre y estuvo dedicado al pequeño comercio. Quedó huérfano de padre cuando tenía cuatro años y huérfano de madre a los once. Desde pequeño debió trabajar para ayudar a su familia y apoyar a sus dos hermanos. Solamente pudo estudiar en la primaria. Inició en pequeños oficios, pero su primera experiencia laboral fue como empleado en una “casa de empeño”. 

A los 14 años de edad Emilio Guimoye viajó a Chincha para buscar un empleo más rentable. Pudo hacerlo gracias a la ayuda de un amigo portugués, que había llegado desde Macao junto a su padre. Fue un caso de solidaridad entre inmigrantes, pues el portugués quedó al cuidado de los hermanos menores de Emilio. 

Estando en Chincha, Emilio comenzó trabajando como dependiente en una tienda de abarrotes de un comerciante chino. Con sus primeros ahorros emprendió un negocio propio, en la venta de pasamanería; estanco del tabaco y finalmente un bar. En el desempeño de esas actividades se familiarizó con la actividad más dinámica de la zona: el cultivo y comercialización del algodón. El despegue de sus actividades se dio gracias a su sagacidad y a las oportunidades que se le ofrecían. Un comerciante le traspasó un negocio de telas, para lo cual debió asumir una deuda que pudo pagar gracias al aumento del valor de las telas en la coyuntura de la primera guerra mundial, cuando se contrajo el mercado de importaciones. 

Es así que a los 22 años Emilio Guimoye era ya un comerciante independiente. En la ciudad de Chincha adquirió rápidamente una imagen de persona seria y cumplidora con sus obligaciones. Pudo diversificar sus intereses comprando acciones en la empresa de telefonía y en la de electricidad, al mismo tiempo que ampliaba sus actividades comerciales. Pudo incursionar en la actividad agrícola gracias a su sociedad con un agricultor de origen italiano, Armando Feraldo, con quien arrendó terrenos para el cultivo del algodón. Las buenas cosechas de ese producto le permitieron la compra de terrenos y maquinaria agrícola. También se relacionó con Fermín Tangüis, el agricultor de origen puertorriqueño que, luego de diez años de investigaciones y ensayos, encontró una variedad de algodón resistente a las plagas. Con las semillas distribuidas por Tangüis, Guimoye pudo ampliar sus actividades agrícolas, en el valle de Chincha y en el de Pisco. Además del cultivo de algodón, se interesó por mejorar las condiciones de comercialización de ese producto, que hasta entonces era calificado por los compradores. Para superar la dependencia de los calificadores externos, Guimoye viajó 

a Liverpool, Inglaterra, para negociar directamente el algodón peruano, consiguiendo así mejores precios. Incluso realizó un viaje a los Emiratos del Golfo Pérsico llevando algodón peruano, sorteando el bloqueo naval durante la Segunda Guerra Mundial. Es así que cumplió un importante papel en la búsqueda de mercados internacionales. Mejoras que redundaron en aumento de la producción nacional y el crecimiento de numerosos agricultores. 

El prestigio que logró Emilio Guimoye entre los agricultores le valió para ser elegido Senador en el Congreso de la República, en 1945. Luego, en 1950 fue designado Ministro de Hacienda, cuando se requería de una estrategia económica para sortear las dificultades de la economía de ese año. Tarea que cumplió con éxito al lograr la estabilización de la moneda y la reactivación económica. Es destacable el hecho que una persona de origen humilde, que apenas tenía educación primaria, dirigiera con éxito la economía del país. Algo que pocos saben. 

Guimoye tuvo iniciativas importantes en aspectos de gestión pública y en la elaboración del proyecto de Ley “Fondo Autónomo de Obras Públicas”, una iniciativa precursora de la regionalización, pues ese Fondo estaba destinado a financiar obras al interior del país. Cabe destacar que en la función pública que desempeñó, como senador y ministro de Estado, no aceptó las remuneraciones que le correspondían y las derivó a obras de beneficencia. 

Las actividades posteriores de Guimoye han sido numerosas. Cabe destacar que ya en su edad avanzada, con sus propios recursos llevó a cabo un proyecto de colonización en Bagua, en la región de Amazonas. Con ese proyecto se buscaba ampliar la frontera agrícola, dar empleo a numerosos pequeños y medianos agricultores, entre ellos los licenciados de las Fuerzas Armadas. Ese proyecto finalmente fue truncado por la oposición política surgida en la década de 1970 y los terrenos que había adquirido fueron afectados por la reforma agraria, a pesar de encontrarse en zona de selva baja, que no era zona de reforma. 

Los logros de Guimoye han sido expuestos en el libro de Luis Gamarra Otero, Emilio Guimoye Hernández. Un peruano ejemplar (Fundación M.J. Bustamante de la Fuente, 2023). Un pequeño pero valioso libro, que vale la pena leer.

Giovanni Bonfiglio
21 de octubre del 2025

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