Sergio Diaz
Elton John: el hombre escondido bajo mil trajes
Un ícono cuya música y activismo se mantienen hasta ahora

Descubrí a Elton John tarde. No en sus años de gloria, no en un gran concierto, ni siquiera por recomendación de alguien. Fue un descubrimiento por accidente, como se encuentran las mejores cosas. Una tarde cualquiera regresando del colegio, tuve mi primer encuentro con Rocket Man sin saber exactamente qué era, pero mientras continuaba la canción me surgieron preguntas. ¿Realmente se puede sentir solo alguien tan famoso? ¿Qué pasa cuando nadie te ve realmente, aunque todos tengan sus ojos sobre ti?
Elton John nació con el nombre de Reginald Dwight en un barrio de Londres. Tuvo una infancia bastante tranquila, pero la música lo llamaba desde temprana edad, ya que tocaba el piano a oído desde niño, como si se comunicase con el instrumento. Ingresó a la Royal Academy of Music a los once años, y aunque tenía la capacidad de tocar lo clásico, su alma siempre fue más de pop, rock, caos y emoción.
Fue en los años sesenta, en el que se cambió a su característico nombre y conoció a Bernie Taupin, un letrista con gran sensibilidad. Juntos empezaron a crear canciones que no sonaban como nada de lo que había. No solo enganchaban al oyente, sino que los hacían sentir. Y no sentir como escuchar una canción bonita, sino como sentir cuando un amigo se sienta y te cuenta su vida, sin filtros y sin miedo.
Your Song, Tiny Dancer, Rocket Man, Crocodile Rock, cada canción parecía ser una experiencia de vida. Hay algo de gran peso en eso. En una industria donde todo se mide por reproducciones y números, Elton se volvió eterno porque decidió cantarle a lo que no pasa de moda: la esperanza, el amor, el vacío y la soledad. Y lo hizo sin esconderse. Fue de los primeros artistas que se plantó en un escenario a decir “Este soy yo, con mis colores, heridas y mis locuras”. En una época donde un comentario así pudo haber sentenciado su carrera, lo convirtió en un referente.
No todos los años estuvieron llenos de brillo. La lucha contra sus adicciones, la presión y el peso de ser una figura pública eran los demonios contra los que luchaba. Pero, en vez de encerrarse y ocultarse, salió al público y regresó a la música con la canción I´m Still Standing. Esta canción es un grito de victoria y una forma de decir que nunca se dejaría vencer por nada ni nadie.
No solo sobrevivió a sus demonios, sino que se transformó. En los ochenta, limpio luego de varios años de adicciones, fundó la Elton John AIDS Foundation, que ha recaudado millones para combatir el VIH/SIDA. Ser un ídolo es una cosa, pero usar ese poder para cambiar vidas es otra.
En los noventa, mientras muchos artistas de su generación se venían abajo por un cambio generacional y musical, él encontró nuevas formas de brillar. Can you feel the Love Tonight Y Circle of Life de la famosa película animada “El Rey León” son canciones que acompañan a muchas personas hasta el día de hoy. El homenaje a Lady Di con una versión nueva de Candle in the Wind que sensibilizó los corazones de todos. Elton se adaptó con el tiempo, como lo hacen los grandes.
Hoy, cuando el panorama musical parece dominado por lo efímero, el legado de Elton se vuelve más valioso que nunca. No por nostalgia, sino por vigencia. En tiempos donde mostrarse vulnerable es aún un acto de valentía, su historia nos recuerda que el arte más poderoso puede nacer del conflicto, del dolor, de la diferencia, y que a veces, los trajes más brillantes esconden las almas más sensibles. Elton John no solo ha escrito canciones. Ha escrito capítulos en la historia emocional de millones. Y mientras siga sonando su piano, seguirá latiendo su verdad: “Está bien no estar bien. Yo también estuve ahí. Y sobreviví”.
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