Manuel Gago
El veraneo de Vizcarra
Muro separa playa popular de playa privilegiada

El presidente de facto Martín Vizcarra es duramente criticado por veranear en una playa exclusiva. Las imágenes de un Vizcarra suelto de huesos no tendrían por qué asombrarnos; no obstante, la indignación de sus críticos es por el lugar donde fue filmado: en Ancón (en una playa de la Fuerza Aérea del Perú), al costado de otra playa popular, ¡separadas por un muro!
El video difundido muestra las dos realidades del Perú de siempre. Por un lado, los pobladores abandonados por el Estado y, por el otro, los privilegiados por este mismo Estado. En el imaginario popular un muro discriminatorio separa a los cholitos pobres de los blanquitos ricos. Una escena que reaviva el debate sobre las playas para el disfrute público.
La Ley Nº 26856, aprobada en agosto de 1997 (durante el gobierno fujimorista) señala que “las playas son bienes de uso público, inalienables e imprescriptibles”. La ley también señala que las propiedades privadas cercanas a las playas deberán respetar áreas de por lo menos 50 metros paralelas a la marea alta de la playa y, asimismo, la creación de accesos públicos. Violar la norma implica cometer el delito de discriminación. Según el artículo 323 del código penal, es delito diferenciar a las personas por su condición racial, étnica, religiosa o sexual. Un comunicado de la Comisión Nacional contra la Discriminación (CONACOD), del Estado que representa Vizcarra, “rechaza tajantemente cualquier hecho o manifestación que impida el libre tránsito y acceso a las playas sobre la base de motivos discriminatorios”.
Sin embargo, sin necesidad de normas y leyes, los peruanos deberían abstenerse de participar de actos que contribuyan a la discriminación y separación entre las personas. La tarea es incorporar en las entrañas de la gente la inclusión y aceptación de las personas diferentes a uno.
La población ha protestado en numerosas oportunidades por la “privatización” de las playas por parte de los clubs privados, asociaciones de vecinos e instituciones estatales que creen tener el derecho sobre las playas cercanas a sus propiedades. No obstante, Vizcarra tiene el derecho de disfrutar el verano donde mejor le plazca. Escogió estirar las piernas en el lugar de los privilegiados. Exactamente cómo eligió la embajada de Canadá, envidiada por el servicio diplomático peruano. Según el entorno de Pedro Pablo Kuczynski (PPK), Vizcarra abandonó a PPK. Se apartó de las responsabilidades del Gobierno y de las mayorías que dice representar ahora. Se fue –aunque digan lo contrario– a disfrutar de Canadá después de renunciar al cargo de ministro del sector Transportes y Comunicaciones, luego del escandaloso caso Chinchero (Cusco). Abandonó al presidente PPK y su gestión para después ser parte de un complot en su contra para sacarlo de la presidencia.
Las imágenes difundidas nos recordarán por largo tiempo a Vizcarra en playa “privada”, reservada para los oficiales de la FAP, sus parientes y amigos: apartado del país real. En un país de privilegios para “los que pueden”, la exclusión es permanente. Los muros mentales prevalecen haciendo difícil la tarea de la unidad. Y Vizcarra levanta muros para separar a los peruanos por cuestiones políticas. Y así como elige una playa privada para veranear, así también elige a sus aliados. Prefiere a una izquierda vinculada a los medios de comunicación, ONG y sectores que pretenden manejar el país por intermedio de los presupuestos del Estado, que pagan millones de soles por asesorías y consultorías.
Mientras Vizcarra veranea a pierna suelta en una playa privada, separada por un muro del resto de la choledad peruana, Piura se inunda otra vez por las lluvias y por las obras mal hechas por la Reconstrucción con Cambios (RCC). Y la población continúa esperando la construcción de colegios y hospitales prometidos. Por esto, el país real ha dejado de sintonizar con el “Vizcarra popular”, invento de una sector de los medios de comunicación. El país ha comenzado a darle las espaldas porque el mandatario no da fuego para el puesto que ostenta y disfruta.
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