Manuel Gago
El proceso electoral no se detiene
¡Alto a los ataques sicológicos!

Hasta el próximo 9 de abril no sabremos si los intentos de postergar las elecciones generales serán dejados de lado por el Ejecutivo. Por lo pronto, las declaraciones de Pilar Mazzetti, ministra de Salud, sobre la postergación de las elecciones generales, fueron aclaradas por el presidente de la República Francisco Sagasti: el proceso electoral sigue adelante.
Sin embargo, días después el ex presidente Martín Vizcarra, candidato por Lima al Congreso de la República –por el partido Somos Perú (SP)–, planteó la misma posibilidad con el mismo argumento: debido a la segunda ola de contagios de Covid-19. Sobre lo mismo, para Jorge Salas, presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), “habría que atender primero la vida”. Con ello da a entender que las elecciones podrían ser postergadas si –por indicación del entrevistador– la situación fuera catastrófica. Y tal como se desarrolla la pandemia a nivel global, no se puede descartar tercera, cuarta o más olas de contagio, y tampoco cuántas veces mutará el virus chino. ¿Las elecciones se postergarán cada vez que los medios anuncien estas posibilidades?
La renuncia de Pedro Pablo Kuczynski a la presidencia, el referéndum para aprobar las reformas política y de justicia, el cierre del Congreso elegido democráticamente en 2016, la elección de un nuevo Parlamento, la destitución de Martín Vizcarra y la renuncia de Manuel Merino a la presidencia –todo ello en un periodo presidencial–, han afectado gravemente a la democracia y economía nacional. Hoy, cualquier cosa puede suceder en cualquier momento. No obstante, no se puede consentir nuevas amenazas a las normas y la Constitución.
Asimismo, por consideraciones morales, las elecciones no pueden ser diferidas. Alegar olas de contagio con el fin de boicotear las elecciones significaría el desprecio a la voluntad popular y el triunfo de la anarquía. El fracaso del Gobierno en la contención de la pandemia no puede arrastrar a todos los peruanos. ¿La victoria del terror sobre la valentía? ¿La capacidad humana de sobrevivencia por los suelos? Después de 10 meses de pandemia ¿acaso no son conocidos los síntomas de la enfermedad y las maneras de prevenir el contagio y el desarrollo de la enfermedad? Reforzar el sistema inmunológico, ¡evitando ataques sicológicos!, ¿no sería parte de la prevención? Preguntamos nomás.
Las evidencias, base de toda investigación científica, ¿muestran otro panorama? La concurrencia masiva continúa en Ceres, Mercado Central, Paruro, Las Malvinas, Gamarra y otros mercados y espacios populares en todo el país. Las aglomeraciones en los paraderos ¿acaso serán las mismas el día de la votación sabiendo que un importante sector de la población cambió su centro de votación? ¿El personal del Ejército y la Policía no estaría en capacidad de ordenar los momentos de espera de los votantes el día del acto electoral? Sigo preguntando nomás.
Volviendo a Vizcarra, está claro que el ex presidente plantea postergar las elecciones con el fin de ganar tiempo para mejorar su imagen de candidato y resolver la tacha interpuesta contra su candidatura. Además, Vizcarra estaría fuera de la contienda hace rato si los miembros del JNE actuaran con la misma severidad con la que actuaron con los otros candidatos, separados de la contienda electoral por observaciones menores y hasta absurdas.
La voluntad democrática de los electores termina con su voto. Las calles ganadas por el marxismo que no ganan elecciones, se imponen. Los valores democráticos pierden peso. Vale insistir que de las elecciones de abril próximo depende la supervivencia de la democracia en el Perú, aunque sea de baja intensidad. En este ambiente electoral atípico, según encuestas publicadas, un 50% de la población no ha decidido por quién votar. Sería, entonces, bueno señalar que de las veintitantas candidaturas, unas son favorables al progreso, otras amigables con el socialismo venezolano y las demás caballos de Troya aupando al enemigo principal.
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