Juan Sheput

El poder desgasta a quien no lo tiene

Grupos de congresistas, aparentemente opositores, han votado con el oficialismo

El poder desgasta a quien no lo tiene
Juan Sheput
11 de marzo del 2022


El gabinete Torres obtuvo la confianza del Congreso. Los votos, en democracia, mandan y construyen realidad. Este encuentro de poderes, en donde el Legislativo concede o niega confianza al Ejecutivo, no se trata de un juego de ganar-ganar. Algunas veces el triunfo de uno implica la derrota o pérdida del otro. En relación a lo ocurrido el martes ¿La confianza que ganó el gabinete Torres la perdió el Congreso? Yo creo que sí.

Las últimas semanas se desarrollaron envueltas en un clima de especulaciones. No faltaron los portavoces de las distintas bancadas que aseguraban que, por los destapes mediáticos que apuntaban a graves indicios de corrupción, Aníbal Torres no merecía obtener la confianza. Aún más, algunos voceros anticiparon su voto en contra de la cuestión, con lo cual los cálculos se orientaban a que el gobierno iba a pasar un mal momento. Sin embargo, esto no ocurrió. Pedro Castillo y su gobierno obtuvieron una victoria a costa de la credibilidad del Congreso. Y eso no es bueno para el país.

Desde que recuperamos la democracia, el parlamento ha tenido un comportamiento acorde con el fortalecimiento de nuestra institucionalidad, que tiene que ver mucho con criterios de credibilidad y predictibilidad. Del año 2016 a la fecha, el país lo ha ido perdiendo. Han ganado espacio –y poder– los grupos fácticos que, sin haber sido elegidos por nadie, tienen gran influencia sobre determinados poderes del Estado (Ejecutivo y Judicial) y están determinando el rumbo incierto del país.

La ciudadanía ha empezado a exigir que se vayan todos, ya no solo Pedro Castillo y su vicepresidenta. La indignación se ha exacerbado como consecuencia de la performance parlamentaria de esta semana. Grupos de congresistas, aparentemente opositores, han votado con el oficialismo en actos que han originado el repudio ciudadano. Ya no es como a fines del siglo XX en que los tránsfugas eran comprados en la sala del SIN y se cambiaban de bancada. Ahora visitan Palacio de Gobierno y, permaneciendo en su bancada, traicionan a sus electores. 

Esto degrada el ciclo legislativo, pues vuelve anormal el espacio de discusión que debe haber entre oposición y oficialismo para llegar a mejores decisiones. Francis Fukuyama, en su libro Confianza, señalaba que esta era fundamental para la construcción de capital social, ese que tiene que ver con la disposición para pactar con otros simplemente basados en diálogos, reuniones y conversaciones. Eso ya no existe en el país. Sin inmutarse, los parlamentarios cuestionados por recibir obras permanecen en sus bancadas, habiendo traicionado a sus electores. Eso lleva a un deterioro implacable que afectará al Congreso. Los líderes partidarios y los organismos rectores del parlamento no saben qué hacer: han perdido poder.

Giulio Andreotti, el increíble político italiano, siete veces primer ministro, decía que “el poder desgasta… a quien no lo tiene”. El desgaste del Congreso ya sabemos a qué atribuirlo. Todo indica que no tienen poder.

Juan Sheput
11 de marzo del 2022

NOTICIAS RELACIONADAS >

La política como posibilidad

Columnas

La política como posibilidad

Cuando un elenco partidario gana las elecciones los ciudadanos esperan...

04 de abril
Los aprendices de brujo y la ley contra las ONG

Columnas

Los aprendices de brujo y la ley contra las ONG

Una polarización puede congelar a un país, inmovilizarlo...

28 de marzo
Indignación popular y censura

Columnas

Indignación popular y censura

Las sociedades siempre tienen un punto de quiebre. Sin embargo, para l...

21 de marzo

COMENTARIOS