Eduardo Vega
El mensaje presidencial y la crisis de capacidad política en el Perú
La presidenta carece de capacidad analítica para elaborar una verdadera síntesis

De acuerdo con el inciso 7 del artículo 118 de la Constitución Política del Perú, “Corresponde al Presidente de la República… Dirigir mensajes al Congreso en cualquier época y obligatoriamente, en forma personal y por escrito, al instalarse la primera legislatura ordinaria anual. Los mensajes anuales contienen la exposición detallada de la situación de la República y las mejoras y reformas que el Presidente juzgue necesarias y convenientes para su consideración por el Congreso. Los mensajes del Presidente de la República, salvo el primero de ellos, son aprobados por el Consejo de Ministros…”.
En cumplimiento de esta obligación, Dina Boluarte se presentó ante el Congreso el pasado 28 de julio para dar el correspondiente mensaje a la nación. Llegó acompañada de un file rojo con cientos de páginas impresas por un solo lado, en letra notoriamente grande, conteniendo su “discurso”. Esto último, al parecer, motivado más por la vanidad —que le impide usar lentes correctores— que por sentido práctico o ambiental, dado el evidente desperdicio de papel.
Considerando lo que establece la norma, y con base en el nivel demostrado por la mandataria, es razonable deducir que, por temor a olvidar los “detalles”, el mensaje no fue una síntesis real de los informes ministeriales. Más bien, todo indica que se trató de un simple “copiar y pegar” con frases de enlace entre los textos remitidos por cada ministerio. Como resultado —y seguramente sin que ella lo previera—, el discurso se extendió por más de cuatro horas. Esto, por supuesto, fue aprovechado por varios congresistas para montar su propio espectáculo mediático, gritar o incluso pintarse las camisas, en su última oportunidad para ganarse cinco minutos de fama.
Con todo lo anterior, queda claro que la presidenta carece de capacidad analítica para elaborar una verdadera síntesis. Si a esto sumamos la pobre calidad de su gestión, se confirma que ninguno de los gobernantes impulsados por Perú Libre ha tenido la mínima preparación para el cargo que los votos les confiaron. Es cierto que, tras la salida del profesor chotano, la valla subió ligeramente. Sin embargo, preocupa que los adversarios políticos de izquierda no estén siendo lo suficientemente contundentes al evidenciar los graves efectos que trae poner a mediocres en el poder o en el Congreso.
Hoy, los discursos de Pedro Castillo y Dina Boluarte ante el Congreso parecen una broma de mal gusto en degradé. Sin embargo, si los partidos no nos ofrecen un verdadero salto de calidad —y hacia adelante—, podríamos terminar extrañando a figuras tan cuestionadas como Martín Vizcarra, Ollanta Humala o Alejandro Toledo. Todo indica que la tendencia actual apunta a discursos cada vez más vacíos, como si la falta de contenido fuera la nueva fórmula para atraer votos en campaña.
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