Manuel Gago

El maquiavelismo de Susana

Sin escrúpulos para mantenerse en el poder

El maquiavelismo de Susana
Manuel Gago
19 de mayo del 2019

 

Susana Villarán, muy suelta de huesos, ha declarado que volvería a recibir dinero de las constructoras brasileñas Odebrecht y OAS para el bienestar de Lima. Con esto, doña Susana se estaría declarando seguidora de Nicolás Maquiavelo, del asesor florentino de príncipes y de poderosos personaje del siglo XVI.

Maquiavelo, autor del opúsculo El Príncipe (1513), enseñó a distinguir la política de ficción de la política real; la política de los cuentos de hadas y de la integridad (con sus relatos de pureza angelical), distinta a la realpolitik y su importancia para mantener a los gobernantes en el poder cueste lo que cueste, sin considerar las normas y los valores éticos o religiosos. Para Maquiavelo, el “buen” (entre comillas) gobernante o príncipe no encarna virtudes relacionadas con la bondad y la misericordia. Todo lo contrario, debe tener la capacidad suficiente para establecerse en el poder engañando y eliminando a sus adversarios sin piedad. El tratado del asesor político encaja en las personas victoriosas, pero malas, crueles y hasta sanguinarias y carentes de pudor. Lo opuesto al deseo utópico del poblador bien intencionado sobre el gobernante ideal, que quisiera que dirija sus destinos, sin poder diferenciar entre el príncipe y los gobernados, tal como señalara Napoleón Bonaparte.

La princesa buena que pretendió ser doña Susana, poseedora de “cierta aureola maternal” (Mirko Lauer) durante su reinado en la alcaldía de Lima, no conservó las formas que, por su propia boca, habría cultivado. Por sus declaraciones, Susana engañó a la población de Lima con el fin de derrotar a sus adversarios. Para ella, esto estuvo bien. La revocatoria organizada en su contra en 2013, para retirarla de la alcaldía de Lima por su ineficiencia en el cargo, la habría transformado, o mejor dicho —según sus adversarios más acérrimos—, le habría quitado la careta mostrándola como la princesa “buena” del maquiavelismo.

La Susana virtuosa llegó a la alcaldía promocionando una imagen pulcra, inmaculada y casi virginal. Lo de regia fue perdonado por las mayorías populares gracias a los regios faranduleros que entregaron su vida por ella. Ahora sus defensores piden a Dios que los jueces que verán su caso encuentren algún atenuante para perdonar el extravío de su pudor. Sin embargo, los US$ 10 millones que habría recibido de las constructoras brasileñas la empataron con las personas que pasaron por la salita del SIN en los tiempos de Vladimiro Montesinos. La igualaron con Alberto Kouri, quien sostenía que los US$ 15,000 que recibió del ex asesor presidencial eran para comprar un camión frigorífico para repartir pescado entre los pobres. ¿Alguien rogó a Dios para que el juez entendiera la causa noble de Beto para disculparle el delito que se le imputó?

El buque insignia del socialismo villanarista —fino, elegante, light, pituco, caviar, farandulero, cívico, moderado, maquillado, de la teología de la liberación y enemigo de la austeridad— se hundió por sí solo. Hoy, esta supuesta reserva moral del país es el chiste de mal gusto que alcanza a las “charitos” y los grafiteros, artistas urbanos, folclóricos y demás vernáculos nacionales reclutados por Cultura Viva y Comunitaria —de la Municipalidad de Lima—, encargada de fortalecer las “vibras positivas” de la tía buena. ¿Las lavanderas de San Juan de Lurigancho que van a La Molina, como señaló Villarán durante la revocatoria, extrañarán sus abrazos y besos porque la maternal Susana, además de sensible por el arte, es también sensible por los desposeídos?

El caso Lava Jato terminó marcando a la princesa Villarán y terminará marcando a los fiscales Lava Jato, José Domingo Pérez y Rafael Vela. No se atreven a considerar a doña Susana cabecilla de una organización criminal, como sí lo han hecho, sin pruebas y torciendo las leyes, con los adversarios del actual Gobierno. Maquiavélicos también. Sin escrúpulos para mantenerse en el poder.

 

Manuel Gago
19 de mayo del 2019

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