¿Cómo reactivar la economía?

La economía va de mal en peor. El aparato productivo ha sido uno de los más afectados por la pandemia. Más de dos millones de peruanos  quedaron desempleados y la informalidad ha crecido. Se frenó la reactivación económica y la mejora en las condiciones de vida de la población. A esto se añadieron los conflictos sociales, el ciclón Yaku y la caída de las industrias pesqueras y agropecuarias. 

Pese al panorama poco alentador que reflejan los indicadores económicos, consideramos que la senda del crecimiento debe darse a partir del impulso de la inversión pública y la recuperación de la inversión privada como principales motores de la economía.

Es momento de recordar a John Maynard Keynes, economista británico que aboga por la intervención del Estado a través del aumento del gasto público para estimular la demanda, incrementar la inversión, el empleo y la producción. Sostiene que una economía puede reiniciarse si el Estado invierte en obras públicas lo que aumenta necesidades, reduce el desempleo, aumenta el poder adquisitivo, y por un efecto multiplicador se expande al resto de sectores de la economía.

¿Podemos aplicar esta receta?  Podemos y debemos. Los diversos programas como Reactiva Perú o FAE-Mype permitieron a las empresas acceder al financiamiento para capital de trabajo y/o activo fijo evitando que se rompa la cadena de pagos en la economía. Estos programas deben continuar, aunque con mayor énfasis en la inversión pública en coordinación con los gobiernos regionales y locales.

Nos toca retomar el crecimiento impulsando proyectos de infraestructura de gran envergadura, lo que puede inducir al gasto privado por el dinamismo que se genera cuando la economía recibe recursos públicos. Toca estimular esta sinergia.

Tenemos demasiadas cosas por construir y una hoja de ruta que cobra mayor relevancia: el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad 2022-2025, que constituye una herramienta del crecimiento económico a través del cual se puede mejorar la productividad y la competitividad. 

Paralelamente, se debe poner énfasis en la inversión privada que es cuatro veces el tamaño de la inversión pública, pues representa el 80% de toda la inversión de cada periodo anual. Se debe fomentarla mediante Obras por Impuestos en donde las empresas en lugar de pagar los impuestos en efectivo, ejecutan un proyecto de obra pública en alguna localidad municipal o regional sin inversión del Estado.  Tenemos también la figura de las Asociaciones Público-Privadas (APP) como el Gasoducto del Sur, o la Línea 2 del Metro de Lima.

Otra tarea compleja consiste en recuperar la confianza empresarial, determinante para la inversión privada, así como reducción de la conflictividad como condición para reactivar la economía. Necesitamos estabilidad política y confianza. Las recientes medidas anunciadas por el gobierno están en el buen camino, aunque dejan varias dudas por el esfuerzo fiscal que implican, el cual es bastante reducido. Las señales son adecuadas, pero falta mucho detalle por aclarar. 

Finalmente, Enrique Cornejo ha señalado que ante la actual situación de urgencia es necesario establecer un Pacto por el Empleo y la Inversión. La clase política y los líderes deben tomar conciencia del momento que vivimos, pues si no se logra reactivar la economía, el incremento de la pobreza se convertirá en un caldo de cultivo para una convulsión social mayor. Ojo con eso.