Martín Taype
Caída de los ingresos corrientes del Estado
Contribuyentes deben confiar en que sus impuestos se utilizan adecuadamente

Una política fiscal eficiente y eficaz asegura el financiamiento de las políticas sociales mediante la recaudación tributaria y contribuye al adecuado gasto público y al desarrollo del país. Sin embargo, los resultados obtenidos a la fecha en nuestro país, debido a factores internos y externos, distan mucho de lo esperado.
La presión tributaria (ingresos como porcentaje del Producto Bruto Interno) del Perú llegó apenas a 14.1% del PBI en el año 2018. Una tasa por debajo del promedio de América Latina, que alcanza un 23% del PBI, y de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que alcanza un 34% del PBI.
Actualmente el cobro de tributos viene afectando los ingresos corrientes del Estado, que registran una caída relevante. En julio, los ingresos corrientes del Estado se redujeron en 0.5% frente al mismo mes del año pasado, principalmente, a causa de una caída de 1% en el cobro de tributos. Entre los factores, resaltó un descenso de 1.1% en el Impuesto General a las Ventas (IGV) en las importaciones, informó el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) en su Resumen Informativo Semanal del 15 de agosto del año en curso. También influyó en este resultado una menor percepción del impuesto a la renta de personas jurídicas, que cayeron en 0.9% con respecto al mismo mes del año pasado, y las mayores devoluciones de pagos realizadas.
Asimismo, en el séptimo mes del año, el déficit fiscal anual representó el 1.6% del PBI nacional. En los doce meses previos, este aumentó en 0.1 puntos porcentuales, en medio de un menor dinamismo de los ingresos tributarios. Esta situación es muy preocupante y debe revertirse, pero para ello debemos tener presente que todos los esfuerzos orientados a incrementar la base tributaria y combatir la evasión y elusión tributaria, y por ende a incrementar la recaudación, no serán útiles y sostenibles en el tiempo si no se logra cambiar la mentalidad de la sociedad peruana.
Así, las medidas de facilitación del pago de impuestos, de acercamiento al contribuyente y las acciones de fortalecimiento de fiscalización y la generación de sensación de riesgo, tendrán un efecto de incremento de la recaudación solo en el corto plazo. Pero difícilmente podrán ser sostenibles en el tiempo con una tendencia creciente al cumplimiento tributario, si el contribuyente no está convencido de que sus impuestos se utilizarán adecuadamente y no se perderán en la corrupción o malos manejos de los fondos públicos.
Esta tarea le corresponde al Gobierno peruano, mediante la adopción de políticas de lucha frontal contra la corrupción, de una eficiente gestión en la administración pública. Y en la que la gestión participativa, la línea de carrera, la transparencia en la designación de cargos públicos (priorizando la meritocracia entre los técnicos existentes en las entidades del Estado, brindando oportunidades para que todos los funcionarios públicos puedan acceder al más alto nivel jerárquico) y una adecuada política remunerativa (con salarios competitivos y sin distorsiones entre los diversos niveles jerárquicos), brinden una percepción de confianza al contribuyente, de que sus impuestos serán bien utilizados y que contribuirán al desarrollo de nuestro país.
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