Juan Sheput

El arte de gobernar y la responsabilidad

En política uno debe medir el impacto de sus actos

El arte de gobernar y la responsabilidad
Juan Sheput
01 de agosto del 2025


Si hay algo fácil en política, que cualquiera puede hacer, es insultar. Lo realmente difícil, para lo cual se requiere temple y dotes de estadista, es tener la capacidad de reprimir un insulto, aun cuando la otra persona lo merezca, y sobre todo tener la vocación de conversar con el adversario, todo en aras del bienestar ciudadano. Ejemplos de esta actitud propia de la Política con mayúsculas abundan en la historia. Sin embargo, en el mundo moderno, de redes sociales y polarización, hay un déficit de políticos y con ello un decaimiento en este tipo de costumbres.

En política uno debe medir el impacto de sus actos. Las consecuencias casi siempre vienen con efecto retardado. Por eso no conviene aplaudir los fuegos artificiales sino más bien meditarlos. En ese sentido, durante su mensaje de 28 de julio, la presidenta Boluarte abrió fuegos contra la izquierda local e internacional. Más allá de las respuestas, pintorescas de unos, en el hemiciclo, y de los propios presidentes como el de Bolivia, lo cierto es que con esta actitud de enfrentamiento la señora Boluarte le ha hecho un gran favor a la izquierda radical. Para muchos ha quedado clarísimo que Dina Boluarte es presidenta de un gobierno de derecha y por tanto las posiciones de izquierda se benefician al estar en el extremo opuesto, en la oposición al gobierno. En el péndulo electoral que se verá en el 2026, al gobierno de derecha de Boluarte se le deben oponer partidos de izquierda. La presidenta al tratar de fustigarlos los ha beneficiado.

Por otro lado, Dina Boluarte parece desconocer las maravillas que suelen suceder cuando se practica la diplomacia presidencial. Al llamar “Estado fallido” a Bolivia –un país limítrofe y con el cual tenemos tantos vínculos, sociales, económicos, ancestrales– destruye la posibilidad de un diálogo directo con el presidente Arce para tratar, por ejemplo, temas como el del contrabando, la migración o la minería ilegal. Se rompen las posibilidades de un diálogo directo, que es lo que impide una solución para las deportaciones migratorias con Colombia y Venezuela, porque la presidenta Boluarte irresponsablemente le niega la mano al presidente Gustavo Petro y no se habla con el dictador Nicolás Maduro. Con este último se debe discrepar, pero no romper la posibilidad de diálogo, como lo hace el presidente Boric de Chile permanentemente.

Creo que el problema de la presidenta es que la mayoría de sus ministros ha optado por llevarle la corriente sin ningún tipo de crítica, consejo o reflexión. Lamentable y pequeña actitud que nos ha traído a esta situación tan vergonzosa.

Juan Sheput
01 de agosto del 2025

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